Gestionar a un empleado con una enfermedad terminal requiere un equilibrio entre compasión y acción estratégica. Cuando un empleado recibe un diagnóstico terminal, continuar trabajando puede ofrecerle una sensación de normalidad y propósito. A medida que la enfermedad se convierte en parte de su vida diaria, el trabajo puede ser un respiro al ayudarlos a mantener conexiones sociales y sentirse productivos. Los gerentes en esta situación deben seguir tres estrategias interrelacionadas: primero, apoyar a su empleado con una enfermedad terminal adaptando el entorno de trabajo a sus necesidades, como horarios flexibles o trabajo remoto, e involucrarlo en las decisiones sobre los ajustes de sus roles. Esto demuestra respeto y garantiza que se sientan valorados. En segundo lugar, mantenga la moral del equipo equilibrando la honestidad con la sensibilidad y facilitando oportunidades para que el equipo exprese sus sentimientos. Finalmente, garantice la continuidad del negocio ayudando al empleado a documentar las responsabilidades clave, crear un plan de transición e involucrar al equipo en el proceso de transición.
Cómo tratar con compasión a un empleado con una enfermedad terminal
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